El Gobierno argentino le solicito a China una ampliación por más de 3.000 millones de dólares del swap de monedas. El objetivo es reforzar las arcas del Banco Central y enviar una señal de certidumbre al mercado.

El swap no es un crédito sino un intercambio de monedas entre los bancos centrales de ambos países, se negocia que la operación se realice en yuanes y sólo pasaría a pagar intereses en caso de que sean convertidos a dólares para uso.
Actualmente, en las arcas de la entidad que preside Miguel Pesce hay 130.000 millones de yuanes, que equivalen a u$s20.600 millones. Ahora, el Gobierno le pidió a China ampliar en 20.000 millones de yuanes el swap (unos u$s3.100 millones). De concretarse, esto equivaldría a un refuerzo del 8% para las reservas brutas, que ayer cerraron en u$s38.872 millones.
Con estas divisas buscarían dar una señal de mayor fortaleza para la posición del Central, que enfrentará un febrero exigente en materia cambiaria. Además, permitiría incrementar las tenencias brutas en una magnitud similar a los vencimientos venideros con el Fondo: en marzo, expiran cerca de u$s3.000 millones correspondientes al multimillonario Stand By que firmó Mauricio Macri. Todo eso en horas que el Gobierno describe como decisivas para la renegociación de la deuda de u$s45.000 millones.
Argentina tiene un swap abierto con China desde 2009, que fue extendido y ampliado en sucesivas oportunidades. En la actualidad, los yuanes representan más de la mitad de las reservas brutas. El intercambio de monedas es un acuerdo entre los bancos centrales de ambos países, por el cual el Banco Popular de China tiene una cuenta en renminbi (yuanes) en el BCRA, y este último posee una cuenta en pesos en China.
Se espera que el pedido de ampliación sea conversado la próxima semana en Pekín, durante la visita del Presidente.