La CEPAL dio a conocer su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, donde estima una tasa de crecimiento positiva de 3,7% en 2021. Durante la conferencia de prensa virtual, la secretaria ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena, señaló que “es la peor contracción mundial en muchos años, la única excepción es China, y esto tiene gran importancia para nuestra región”.
En cuanto a la economía argentina, tendrá una recuperación del 4,9% en 2021, mientras que este año caerá 10,5% por efecto de la pandemia de coronavirus y en el marco de una contracción global. Bárcena sostuvo que el crecimiento de China, sumado al aumento de los precios internacionales de commodities, “en el caso de Argentina es muy relevante, China es el principal destino de exportaciones de soja en Argentina”.
“China crecerá este año 1,9% y el próximo 8,1% y habrá recuperación de precios y cantidades de exportaciones de productos agrícolas, además habrá un crecimiento de la economía argentina de 4,9%, esto es una expectativa que ayuda a mejorar tanto el consumo interno como el aspecto externo”, afirmó.

“La dinámica del crecimiento en 2021 está sujeta a una alta incertidumbre relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios para apoyar la demanda agregada y a los sectores productivos. Avanzar en un crecimiento sostenible e inclusivo requiere de una transformación productiva hacia sectores ambientalmente sostenibles, que favorezcan la generación de empleo y la innovación tecnológica”, señaló Alicia Bárcena.
Las debilidades y brechas estructurales históricas de la región, su limitado espacio fiscal, la desigualdad, la escasa cobertura y acceso a la protección social, la elevada informalidad laboral, la heterogeneidad productiva y la baja productividad son centrales para entender el alcance de los efectos de la pandemia en las economías de la región, sus dificultades para implementar políticas que mitiguen estos efectos y los desafíos a la hora de emprender una reactivación económica sostenible e inclusiva.
El documento de la CEPAL enfatiza que para evitar que la región persista en su dinámica de bajo crecimiento se requiere de políticas fiscales y monetarias expansivas junto con políticas ambientales e industriales, que permitan las transformaciones estructurales que la región necesita y promuevan un desarrollo sostenible.
Plantea la necesidad de priorizar el gasto para la reactivación y transformación económica y social mediante el fomento de la inversión intensiva en empleo y ambientalmente sostenible en sectores estratégicos; extender el ingreso básico a personas en situación de pobreza; otorgar financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES); entregar incentivos al desarrollo productivo, revolución digital para la sostenibilidad y tecnologías limpias; y universalizar los sistemas de protección social.
Se argumenta que más allá de los esfuerzos nacionales, la reactivación y la transformación económica de la región requerirán de financiamiento y cooperación internacional. En este ámbito, enfatiza la necesidad de utilizar instrumentos como la emisión y reasignación de los Derechos Especiales de Giro (DEGs) del Fondo Monetario Internacional para fortalecer las reservas de los países de la región y los acuerdos regionales; incluir a los países de renta media vulnerables en la iniciativa de moratoria de deuda del G-20 (DSSI, por sus siglas en inglés) y además poner en práctica el canje de deuda por adaptación al cambio climático en el caso del Caribe junto con la creación de un fondo de resiliencia; y capitalizar las instituciones de crédito multilaterales, regionales y nacionales.
Fuente: CEPAL