El Gobierno nacional comenzó a trabajar con las provincias del norte argentino, sobre los alcances que tendrá el acuerdo de producción porcina conjunta con China. El convenio, proyecta una inversión superior a los USD 3.700 millones y la generación de nueve mil puestos de trabajo.
Además, contempla la participación de socios argentinos. La producción, se realizará, a través de 25 unidades integradas, de 12.000 madres cada una, para producir en cuatro años 822.000 toneladas. Se apunta al desarrollo en provincias del norte del país, ya que hoy la región central del país, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, concentran más del 70% del stock bovino. El 90% del cerdo, en tanto, se industrializa en la región central.
Al respecto, Jorge Neme, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, y el subsecretario de Ganadería del Ministerio de Agricultura, José María Romero, mantuvieron un encuentro virtual con los ministros de Agricultura y Producción de Corrientes, Formosa, Chaco, Misiones, Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero. El Gobierno nacional avanza en un proyecto de radicación de grandes granjas de porcinos para exportar la carne directamente a China, pero se impusieron varias condiciones, como que las instalaciones se realicen en el NEA. Para evitar la centralización.

Neme brindó precisiones sobre el proyecto y aclaró que no hay nada cerrado todavía entre ambos gobiernos. Aclaró que no se negocian a nivel oficial la letra chica de las inversiones, sino el marco institucional para que se estas puedan llevarse a cabo. Además, explicó que en este momento están esperando la respuesta del Ministerio de Agricultura de China a una serie de “condicionamientos” que quiere imponer la Argentina a estas inversiones. Una de ellas es que las nuevas plantas tengan en todos los casos un socio argentino, ya sea una empresa, una cooperativa o directamente productores. De hecho, son los privados los que trajeron el proyecto en diciembre del año pasado y la Cancillería solo negocia para imponer un marco general.
Se exigirá a los criaderos que hagan la faena en paralelo a las granjas y que, sobre todo, esos frigoríficos tengan capacidad de frío para conservar la carne el tiempo que fuera necesario.